Me fui a visitar la casa de una amiga cactusera, pero de ésas de no mucho, son muy apegaítos a las reglas de la botánica, ella y su familia (porque los expertos que nos crecen hasta en las orejas, no somos tan perfectos) y por consiguiente no tienen dos toneladas de plantas. Los cactus se los di yo, la euphorbia trigona es de ellos.
Estos tallos se los trajeron de Querétaro, con los capullos y todo. Me regalaron un par de frutos.
Detalle de los frutos.
El semillero que hice. El recipiento fue para no hacer el tedioso proceso del plástico.
Atrás: ajos. Izquierda: 1.- Sedum, 2.- saintpaulina ionantha. Centro: Austrocylindropuntia subulata monstrose, y la otra. La primera suculenta, le corté un tallo, donde se ve blanco y ahí van creciendo los tallitos. La otra, se ve cómo crece.
Una phalaenopsis que me regalaron. Está chula, ¿NO?
De un envío que hice de orquis a Baja california.
Un echinocactus y eupho trigona de mi amiga.
Max (mi caracol) volvió a poner huevos el 14. Esta vez sí los conté, fueron sesenta. Y ya hay uno nuevo, se llama Lonchibón.
Sigan bellos todos.
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